Se está alejando el verano
con zancadas de entre tiempo.
Ya vuelven de vacaciones
que han pagado con sus sueldos,
tan solo las gasolinas,
para llegar a sus pueblos.
Hoy solo pueden aspirar,
a la sombra del almendro.
Se han acabado las tardes
de paseos en los puertos,
de comidas suculentas
y de siestas medio muerto,
de tragos hasta las tantas...
Menos mal que están los pueblos.
Los abuelos que han cuidado
con suma atención el huerto,
llegan los “nietecitos”
y al traste con los cuencos
que adornaban la cabaña,
donde se reposa el viejo.
La abuela, déjalo¡
pobretos son inquietos,
el abuelo se volvió
y se olvido de sus tiestos.
Ahora la clase media
baila en la plaza del pueblo,
luciendo sus tatuajes
se miran con desafío,
la ciudad los hizo siesos.
A la orquesta improperios
con sus voces disonantes,
el cubata en las manos
y sus barbillas brillantes.
Acaban tambaleantes,
dando golpes en el aire
para defender a nadie.
La clase media se extingue
por su altura mediana,
solo les quedan los pueblos
para llenarse las panzas.
Miguejiux-
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