Atraviesan continentes
armados con sus espadas,
aniquilando a la gente
siempre al filo de la nada.
Las cabelleras son rubias
de piel blanca tatuada,
llegan en sus raudos barcos,
o a caballo o a la andada.
A estos los llamo yo,
los payos y su manada.
Los echaron o salieron
de la India pies descalzos,
se sembraron por Europa,
les llamaron los Gitanos.
Han sido perseguidos
por bárbaros y cristianos
y casi los aniquila,
el nazi de sucias manos.
Entre tanto y en el tiempo
los payos se han preocupado,
de enseñarle a los hijos,
a ganar en las batallas
que ellos han inventado.
El Calorro no podía
inventar una docencia,
al mismo tiempo que el payo,
les quebrara su inocencia.
Despavorido el gitano
viendo que a través siglos,
nunca ha sido aceptado.
Tranquilo el jefe payo,
cuando alguno es diferente,
te lo mete a buen recaudo.
Como armas de defensa
mi gitanito y su Eugenia,
han trasmitido a su hermano
cantos profundos sufridos,
a lo largo de su exilio.
Armonías con sabores
de Ravi Shankar.
Y a ritmos que han nacido,
a la sombra de un palmeral.
Cantos de almas urgentes
de ancestrales Africanos,
que en los barcos del pudiente
sangraran sus negras manos.
sangraran sus negras manos.
Y esto se convirtió,
en el soul y blues,
en el soul y blues,
que a mi me quitan el llanto.
Ahora con mis verejes
después de no haber cantado,
me muero con Camarón
y Otis Redding en los brazos.
Migueliux.
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